Crónicas de la ínsula. Loxichas, muy pobres; sus autoridades, enriquecidas
Es muy temprano para el desencanto
El triunfo tiene muchos padres, la derrota no. Pero después del triunfo electoral sigue lo de verdad importante: cumplir las expectativas de los electores. Hasta ahora han sido pocos los estados de la república (si hay alguno) donde gobernadores de oposición han logrado lo anterior, por el contrario, estados como Baja California, perdido estrepitosamente por el PAN recientemente, dan cuenta, después de décadas, de la decepción popular.
Es enorme la tarea que el próximo gobierno de Gabino Cué se ha echado a cuestas, desde las reformas políticas y administrativas pendientes hasta el clarísimo mandato de los electores: parar la corrupción.
Por eso preocupa ya a sectores informados de la población que se barajen nombres de antiguos cuestionados funcionarios de otros sexenios. Los que muy seguramente no estuvieron en ningún centro de rehabilitación social ni escuela correccional, para que ahora sean un dechado de virtudes y ejemplo de alta moral rumbo a un gobierno del cambio.
Pero ahora importa ocuparse de lo que pasa en lugares no tan vistos como en municipios y pueblos de la entidad. La gente está inquieta porque ya votaron por el cambio y los pequeños tiranos municipales continúan su saqueo del erario local, incluso hasta lo han intensificado.
Últimamente los municipios del país con más alta marginación reciben trato especial de la federación a través de programas especiales, como los del la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI). Millonarios recursos llegan a estos ayuntamientos para apoyar a los habitantes de esos pueblos, casi sin excepción indígenas todos.
En la microrregión de los loxichas hay dos ejemplos de lo anterior: San Agustín Loxicha y Candelaria Loxicha. En el primero un atrabiliario presidente municipal, Jesús Martínez Mendoza, hace y deshace con los recursos del municipio; en el segundo sucede lo mismo, con la diferencia de que el saqueador lo es tanto como el primero pero sin haber sido electo para ello.
Carlos Rasgado Toledo fue impuesto como administrador municipal ante una supuesta ingobernabilidad, creada por él mismo, y apoyado por funcionarios no menos inescrupulosos del Instituto Electoral (“pendientito”), para estar en ese cargo casi 6 años ya.
El primero, Jesús Martínez, presidente municipal de San Agustín, de acuerdo a investigaciones periodísticas, de un total de 106 millones de pesos recibidos como apoyos de recursos federales, no ha comprobado la mayor parte, y tampoco existen obras municipales recientes que indiquen su correcto ejercicio. Lo que hay son testimonios del enriquecimiento del edil, autos, camionetas y fiestas ostentosas, como la famosa realizada en el centro de diversión “La Papaya” de Huatulco con la modelo y actriz de Televisa Dorismar.
Carlos Rasgado, por su parte, llegó hace 5 años a Candelaria Loxicha en un modesto Nissan Tsuru II modelo 2001, color guinda. Hoy se mueve cual potentado en una flotilla de vehículos, que también disfruta la gente cercana a su gran corazón. Entre esas propiedades muebles se pueden mencionar: una retroexcavadora, a nombre de su esposa Elizabeth Rodríguez, que actualmente tiene rentada al mismo Ayuntamiento, así como un vehículo Volkswagen Bora 2010; una camioneta Durango modelo 2010, a nombre de Lorena Rodríguez Sumano (su acompañante habitual y directora de Comunicación Social del municipio); una Suburban blanca modelo 2010, una camioneta Jeep 4 puertas 2010, color gris plata, entre otros bienes (ver www.revistaenmarcha.com.mx).
Tan sólo en el año 2009 Rasgado Toledo recibió 37 millones de pesos; 22 millones de los ramos federales 22 y 33, así como de 15 millones de recursos obtenidos mediante la llamada mezcla de recursos que autoriza COPLADE del gobierno del estado. Testimonios de ex empleados de esa misma administración municipal esclarecen que en ese municipio no se realizaron en ese lapso obras que justifiquen ese monto. Sin embargo, no dejan de autorizarle recursos a Rasgado pues, sostienen, cuenta con la protección de Héctor Pablo Ramírez-Puga Leyva (el que dice: “En la Costa mando yo”) y Bulmaro Rito Salinas, coordinador de Coplade.
Pero eso no es todo, pues junto a esos recursos no comprobados, el dos veces consecutivamente administrador de esa muy pobre municipalidad, al percatarse que el dinero que le dan la federación y el estado no le alcanza para seguir haciendo nada en materia de obra pública, solicitó un préstamo a principios de 2009 a BANOBRAS por la cantidad de 6 millones de pesos, con número de crédito 7538.
Es urgente voltear los ojos a esas ínsulas oaxaqueñas asoladas desde hace tiempo por personajes sin límite. Forman parte de las rémoras que en los últimos casi 12 años, desde el arribo de José Murat a gobernar Oaxaca, llegaron al poder. Se quedaron con Ulises Ruiz y seguramente piensan proseguir. Destacan estos dos vinculados a los saqueos de las poblaciones loxichas: Bulmaro Rito y Héctor Pablo R. Puga. Pero, digamos que estos van de salida, prácticamente carne de presidio, pero hay otros que están de regreso. De ahí lo apuntado al principio, la preocupación de que se mencionen nombres de antiguas y antiguos cuestionados funcionarios de otros sexenios por incluirse en el “gobierno del cambio”. Es muy temprano para el desencanto.
PROPUESTA OAXACA
‘UN ÍCONO DE INFORMACIÓN’
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